sábado, 4 de octubre de 2008



Si fuera un mes: diciembre

Si fuera un planeta: Venus

Si fuera una hora del día: la hora del atardecer

Si fuera una bebida: café con leche

Si fuera un instrumento musical: el piano

Si fuera una fruta: las cerezas

Si fuera un sabor: dulce

Si fuera un postre: helado de nueces de macadamia

Si fuera una comida: crêpes con chocolate

Si fuera una parte del cuerpo: los ojos

Si fuera un CD: The Beatles One - The Beatles

Si fuera una canción: Blowin' in the wind - Bob Dylan

Si fuera un perfume: el de lavanda inglesa

Si fuera una asignatura: Historia del Arte

Si fuera una prenda: un vestido

Si fuera un deporte: baile

Si fuera un animal: el delfín

Si fuera un número: 27

Si fuera una edad: cualquiera

Si fuera un color: color caramelo

Si fuera una ciudad: París y Venecia

Si fuera un invento: un libro

Si fuera una película: Chocolat

Si fuera una carrera profesional: Traducción e Interpretación

Si fuera un país: Italia

Si fuera un sentimiento: la felicidad

Si fuera una virtud: la imaginación

Si fuera un defecto: el capricho

Si fuera un artista: Audrey Hepburn

Si fuera un libro: Todo el amor - Pablo Neruda

martes, 30 de septiembre de 2008



Piazza San Marco, Venezia.

viernes, 26 de septiembre de 2008



Era una especie de tienda de antigüedades situada en una calle alejada del centro del pueblo. Estaba rodeada de tiendas similares en las que podías encontrar de todo. Las paredes alternando burdeos y verde oscuro te acogían cálidamente al entrar. Montones de cosas se acurrucaban entre armarios, baúles y mesitas. La única luz natural provenía de dos ventanales al fondo tras los que se escondían enormes árboles. Lo demás era luz artificial, que provenía de viejas lámparas de colores pastel y flecos. Un perchero desconchado sujetaba un par de pamelas, tres o cuatro boinas, y algún que otro borsalino. En un rincón adornado por un enorme espejo, descansaban gafas de todo tipo. Nos probamos una imitación de 'wayfarer' y unas gafas que parecían robadas a la señorita Rottenmeier. Nos colocamos boas de fiesta con plumas de colores rojos, rosas y blancos; unos guantes largos y una pipa de las que utilizaba Audrey Hepburn para el tabaco, y comenzamos a bailar al son de la música que susurraba un tocadiscos de vinilo. Todo aquello era genial, una tienda realmente mágica. Compramos postales de The Beatles y alguna de 'Vacanze Romane' (que colgué en mi cuartito pintado de azul). Y quedamos embelesadas allí dentro...

martes, 23 de septiembre de 2008



Ayer descubrí que se puede ser feliz con las cosas más simples (punto y seguido) Una sonrisa (coma) una canción (coma) y un cuadro (punto y aparte)
Happiness is like a feather in the sky (punto y final)

viernes, 19 de septiembre de 2008



Todas las mañanas me tomo mi café con leche bien caliente, en mi taza, en mi taza color caramelo, sin ella mis días no serían los mismos. Por las noches, alejo la almohada unos centímetros del cabecero y me abrazo a ella para dormir. Cuando viajo, viajo sumergida en mis pensamientos, con la mirada perdida en el paisaje, escuchando 'The Man Who Can't Be Moved', me hace feliz. En la bandeja de entrada de mi e-mail, siempre dejo 36 mensajes sin abrir. A veces soy un tanto perfeccionista, me gusta tenerlo todo ordenado. No puedo salir de casa sin pendientes ni reloj. Por las noches leo trocitos de Historia del Arte en una vieja enciclopedia. Cuando estoy triste, pongo a todo volumen 'Ain't No Mountain High Enough' y bailo sin parar, mientras canto, canto muy alto. Mis gafas de sol son el modelo 'Aviator' de Ray-Ban, mi imprescindible de las mañanas soleadas. Nunca tengo el móvil con volumen. Escribo listas: mis películas favoritas, mis canciones... Con la guitarra sólo toco los estribillos de las canciones y evito cualquiera que tenga un Fa. Me relaja escuchar la banda sonora de 'Gilmore Girls' y no me pierdo ningún capítulo. Escribo fragmentos de textos en un pequeño cuaderno, para luego unirlos y escribir mis relatos. Me gusta oír música en francés e italiano y leer las letras a su vez. La mayoría de los libros que leo son en inglés, y casualmente esos son los que suelo terminar por completo. Siempre tengo tres libros que leo a la vez: uno de poesía, otro en inglés y alguna novela en castellano. Mi iPod es de color burdeos, lo compre en San Francisco, y antes de acostarme escucho alguna canción que me haga sentir bien, como 'A Lonely September' o 'Better Days', pues esta última me recuerda a mi viaje a California. Cuando estaba allí, siempre madrugaba a las 6 de la mañana, para ducharme y al volver poder observar el amanecer desde el ventanal de mi habitación. Me gustaba andar descalza por aquella casa con suelos de parqué y dormía con una manta de colores a la que cogí mucho cariño. En San Francisco iba todas las tardes a Starbucks y compraba unas galletitas llamadas 'French Cakes'. Encima de mi cama tengo seis peluches y cada uno tiene su historia y sus recuerdos. Al igual que las pulseras que llevo, son dos, una es de la amistad y otra de mi amor. Colecciono las etiquetas de mi ropa, tengo cientos de ellas y todas distintas, me encanta ordenarlas de vez en cuando. Tengo tres pares de zapatillas favoritas: unas Converse rojas (mis primeras) que adoro llevar; unas Victoria azul marino que han viajado a San Francisco, Roma, Florencia y Venecia; y otras Converse beige, que me compré en un outlet de Petaluma. Mis zapatos preferidos, son unas bailarinas de charol negras con un lacito de tela detrás. Cuando me maquillo, sólo utilizo base de maquillaje y colorete rosa. Siempre llevo conmigo un pequeño neceser de flores en tonos verdes, azulados y morados, con un brillo de labios sabor a melocotón, mi espejo de mariquitas tan especial y orquillas claritas para el pelo. Me gusta llevar una trenza y el flequillo recogido hacia atrás. Sólo me pinto las uñas con brillo. Paso noches en vela viendo antiguos capítulos de 'Everwood' y me he dado cuenta que la chica que dobla a Hannah es la misma que dobla a Lane en 'Gilmore Girls', vivo enamorada de esa voz. Tras la puerta de mi habitación, tengo anuncios y fotos recortadas de revistas y algunas mías. Enfrente del teclado de mi ordenador, encima de unos altavoces, tengo una foto sacada desde lo alto de la escalinata en la Piazza di Spagna en Roma, salgo de espaldas mirando hacia el cielo. Los separadores de mis libros de lectura son billetes de un dólar, y mi sacapuntas una miniatura de una cabina telefónica de Londres. Colecciono postales, folletos de museos, recorridos de metro y mapas de ciudades, de los viajes que he hecho. Tengo una pequeña colección de lápices que compré o me regalaron de: Barcelona, Dublín... Guardo todas las cartas que recibo en un sobre muy grande. Conozco de memoria la línea 5 de metro de París, era la que siempre utilizaba. Me gusta traducir las letras de las canciones y cantarlas. De mayor quiero recorrer todos y cada uno de los estados que forman América del Norte y viajar mucho. Adoro viajar.

Esta soy yo. Tengo mil manías habidas y por haber. Todos tenemos algo que nos hace diferentes y eso, es lo que nos hace ser nosotros mismos.

miércoles, 10 de septiembre de 2008



Volví a recordar la misma sensación de hace un año. El frío amanecer con el mismo pijama de lino. El quejido del parqué bajo mis pies descalzos. Un año después todo es distinto, pero aquel sueño resucita en mí cada mañana. Y pasarán los años y permanecerá aquí para susurrarme al oído que estuve allí. Sí, yo estuve allí.

martes, 9 de septiembre de 2008

Libres. Somos libres. Libres para pensar, llorar, amar, sonreír, gritar, correr, sentir, escapar, besar, huir, leer, abrazar, querer, vivir, saltar, aprender, ilusionar, creer, perder, dejar, permanecer, escribir, ganar, añorar, volver, crecer, saber, entristecer, caminar, volar, decir, esperar, estar, acariciar, ver, callar, olvidar, abandonar, contar, enmudecer... ¿Por qué no podemos ser libres para elegir a la persona que nos robará el corazón?